El Ing. Andrés Horacio Prediger Baier nació en CoronelSuárez, Argentina, el 8 de marzo de 1963. Desde sus primeros años, demostró una profunda conexión con la tierra y una curiosidad insaciable por comprender los secretos de la naturaleza. Su amor por el campo lo llevó a dedicar su vida a la agricultura, combinando su pasión con una sólida formación académica.
El 15 de septiembre de 2022, Andrés nos dejó físicamente, pero su legado sigue vivo en cada parcela de tierra que tocó y en cada vida que impactó. Su memoria perdura en su amada esposa, Cinthya Roxana Sarmiento, y en sus cinco hijos: Macarena, Micaela, José Antonio, José Junior y Néstor Jaime. Para ellos, Andrés no solo fue un padre y esposo ejemplar, sino también un faro de sabiduría y amor incondicional.
Como propietario de la empresa H.P. Asesoramiento Agropecuario, Andrés se convirtió en un destacado profesional en el campo agropecuario. Su nombre resonaba con respeto y admiración en la Chiquitania y Pailón Sur, donde su disciplina, responsabilidad y entrega lo distinguieron como un líder en el asesoramiento agrícola.
Andrés era más que un empresario exitoso; era un hombre que entendía el valor de la comunidad y el poder del trabajo conjunto. Sus consejos no solo se limitaban a mejorar las técnicas agrícolas, sino que también fomentaban un profundo respeto por el medio ambiente y una visión sostenible para las futuras generaciones. Los agricultores de la región no solo lo veían como un asesor, sino como un amigo y mentor, alguien en quien podían confiar plenamente.
En el ámbito personal, Andrés era conocido por su calidez, su fe y su capacidad para encontrar belleza en las cosas más simples. Le encantaba pasar tiempo al aire libre, disfrutando del campo, y compartiendo historias y enseñanzas con sus hijos. Sus valores de integridad, perseverancia y amor por el prójimo fueron el legado más valioso que dejó a su familia y a todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo.
La vida del Ing. Andrés Horacio Prediger Baier es un testimonio de lo que se puede lograr cuando se combina pasión, conocimiento y un corazón generoso. Su legado perdura no solo en los campos fértiles de la Chiquitania y Pailón Sur, sino también en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de trabajar a su lado y aprender de él.
Con profundo agradecimiento y amor, recordamos a Andrés como un verdadero pilar de nuestra comunidad y un ejemplo a seguir. Su espíritu sigue vivo en cada planta que crece, en cada familia que prospera y en cada sonrisa que inspira.