Alvaro Daniel Canido Achával
Julio 02, 1996 – Agosto 30, 2020
Alvaro Daniel Canido Achával nació en el vibrante y acogedor Santa Cruz, Bolivia, el corazón de la cultura cruceña. Hijo de Alfredo Canido y Lucía Achával, Alvaro creció rodeado de amor y valores sólidos, compartiendo su vida con sus hermanos Ariel, Alfredo y Suany. Desde joven, mostró una notable capacidad capacidad artística, pero encontró su vocación en el servicio a los demás y lo unió a su profunda curiosidad por el comportamiento humano, lo que lo llevó a estudiar Psicología.
Alvaro se especializó en psicoterapia sistémica, combinando una sólida comprensión teórica con habilidad práctica en la terapia conductual y contextual. Su carrera profesional se enriqueció como orientador vocacional en diversos centros educativos, donde guió a innumerables jóvenes en la búsqueda de sus pasiones y caminos profesionales. Como terapeuta familiar, Alvaro se destacó por su trabajo con familias que enfrentaban los desafíos de tener miembros con discapacidad, brindando apoyo y soluciones efectivas con una calidez y comprensión inigualables.
Pero la dedicación de Alvaro no se limitó a su profesión. Durante su época universitaria, co-fundó «Barricada», un espacio de voluntariado y estudio independiente que dejó una huella en la comunidad universitaria. Más tarde, participó como director de habilidades organizacionales en el «PROFE» dentro de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, y culminó su camino en el Consejo Departamental de la Juventud, donde fungió como Director de RRHH. En esta última etapa, Alvaro sistematizó el registro y desarrollo de los participantes, demostrando una vez más su capacidad organizativa y su compromiso con el bienestar colectivo. Además, colaboró con la organización del comité de crisis YEOPIA en la lucha contra los incendios en Santa Cruz de la Sierra, mostrando su disposición a ayudar en los momentos más críticos.
Alvaro no solo se destacó en su ámbito profesional y comunitario, sino también en sus hobbies. Fue un ávido estudioso de diversos temas relacionados con el arte, disfrutando especialmente del dibujo y los tatuajes. En el ámbito deportivo, ganó medallas en karate, demostrando su disciplina y pasión por el deporte. Su interés por la masonería lo llevó a cumplir un rol importante dentro del taller «SDM#3», donde dejó una marca imborrable.
En sus relaciones personales, Alvaro era conocido como el amigo que siempre estaba presente. Aunque naturalmente serio, tenía un lado bromista que compartía con sus amigos más íntimos. Su lealtad y sacrificio hacia sus seres queridos lo convirtieron en una figura fundamental en la vida de quienes lo conocieron.
La vida de Alvaro Daniel Canido Achával es un testimonio de dedicación, amor y compromiso con los demás. Su legado perdura no solo en los logros profesionales y comunitarios que dejó atrás, sino también en los corazones de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y aprender de su ejemplo. Con profundo agradecimiento y cariño, recordamos a Alvaro como un faro de sabiduría y amistad, cuyo espíritu sigue vivo en cada vida que tocó.